Historia de las excavaciones

 

Excavaciones 1971-1978

En 1971, Manuel Chamoso Lamas empezó excavando el cuadrante NO de la croa, donde se descubren restos de construcciones de planta circular y cuadrada. El material recogido ya parecía marcar la pauta del asentamiento, abundando el de época romana.

En 1972 la excavación llegó a la parte central de la croa, donde las construcciones predominantes son de planta cuadrangular y dispuestas con cierta organización entre ellas. Continuó el hallazgo de abundante cerámica de distintos tipos (entre ellos, sigillata hispánica), hachas de piedra pulida, objetos de bronce, dos monedas de oro de Arcadio (además de denarios de plata y semisses de bronce tardíos), cuentas de malaquita, y dos hallazgos singulares: el hacha de talón de bronce con cuatro anillas y un torques casi gemelo del aparecido en 1911.

 


 

Desde el año 1975 hasta el 1978 los trabajos arqueológicos consistieron fundamentalmente en el cribado de la tierra procedente de las anteriores campañas de excavación, aunque también se habilitaron algunos accesos a la muralla. Entre los hallazgos hay que destacar un puñal de antenas y un tablero de juego en piedra (tabula latrunculata).

 


Subir

 

Excavaciones 1982-1992

Desde el año 1982 los trabajos arqueológicos en el Castro de Viladonga son dirigidos por Felipe Arias Vilas. En ese año se hicieron trabajos de limpieza de la croa y las murallas del castro, así como una revisión y clasificación global de los materiales procedentes de las excavaciones de los años setenta.

En el año 1983 se excavaron los muros testigo de tierra dejados por Chamoso Lamas, ampliándose el área excavada en algunas zonas y ahondando en otras hasta llegar al suelo natural para agotar los niveles arqueológicamente fértiles. Esto permitió aclarar muchos aspectos de la ordenación interior del castro (dejando ver las "calles" o zonas de paso), así como de las características de sus construcciones, algo que además quedaría realzado con la nueva limpieza y consolidación de las áreas que lo precisaban. Siguieron produciéndose muchos y muy diversos hallazgos, en general similares a los de años anteriores.

En 1984 se excavó el ángulo NE del recinto intramuros o croa, hasta llegar al suelo o roca natural, lo que permitió descubrir varios pisos sucesivos en algunas viviendas, aunque correspondientes al mismo nivel y momento cultural galaico-romano. Además de los trabajos de limpieza y rozado del yacimiento, se iniciaron los trabajos de prospección arqueológica en la comarca circundante y se renovó todo el levantamiento topográfico del sitio.

 

 

Por causa de la concentración de esfuerzos y recursos en la instalación y puesta en marcha del museo, hasta 1988 (con continuidad en 1989) no se retomaron las excavaciones, que ofrecieron nuevos aspectos e importantes informaciones. Se hizo un corte transversal en las murallas y fosos del lado este, para tratar de definir la continuidad del asentamiento y la disposición y estructura de aquel sistema defensivo. Se comprobó la gran variabilidad del conjunto de las defensas del castro en este área oriental y se documentó la existencia de, por lo menos, dos niveles sucesivos, muy seguidos y anteriores (pero probablemente en poco tiempo) a la construcción del sistema defensivo conservado hasta hoy. Es muy probable que el más antiguo de estos niveles se pueda poner en relación con la ocupación de época prerromana localizada posteriormente en el ángulo NE de la croa.

El material aparecido fue muy semejante en casi todo el área y niveles excavados en este corte transversal (cerámica de tradición castreña, bronces y escorias de hierro, trozos de pajabarro con improntas...), excepto en la parte correspondiente al interior de la croa, donde existía material claramente galaico-romano como tégulas y fíbulas en omega. Esta relativa diferenciación del material puede deberse tanto a momentos distintos en la ocupación de todo este área, como (y probablemente) a una matización cualitativa y/o específica de sus ocupantes.

En el año 1990 se hizo una excavación previa a las obras de ampliación del edificio del museo, en una terraza del castro por su lado SE. No se documentó ningún tipo de estructuras, pero sí aparecieron señales de dos caminos antiguos y casi paralelos, siendo sin duda el más profundo de ellos de época galaico-romana. El material aparecido fue más bien escaso, habida cuenta de la gran cantidad de tierra removida, pero algún hallazgo fue singular y significativo (como un regatón de vaina de puñal en bronce).

 

 

En 1992 se llevó a cabo la excavación de los muros testigo dejados en la campaña de 1984 en el ángulo NE de la croa, lo que permitió detectar, en el lado norte y casi pegado a la muralla, la existencia de un nivel de ocupación claramente anterior al hábitat y a las defensas principales (de época tardía) del castro. Se documentó incluso la presencia de restos de muros y de algún hogar por debajo de los que hoy son visibles en la croa, acompañados por algunas muestras de cerámica castreña muy destrozada y trozos o piezas de bronce, a veces informes y en mal estado de conservación.

Se amplió también en este año 1992 una cata realizada en los años setenta en el antecastro del lado oeste en la que se descubrieron dos estructuras o grandes muros que flanquean un camino de acceso a la croa por esta parte.

Subir

 

Excavaciones a partir de 1996

A partir del año 1996 la ejecución de los trabajos arqueológicos se acomete, por primera vez, con personal técnico ajeno al museo, algo que se viene haciendo de manera habitual desde entonces hasta ahora.

En la campaña de 1996, la empresa Terra-Arqueos S.L. fue la encargada de llevar a cabo la excavación centrándose en dos sectores: por un lado, en la ampliación del área excavada en el antecastro oeste en el año 1992 y por otro, en la continuación de los trabajos en la croa, en su ángulo SO (frente a la entrada principal), así como en las pertinentes labores de consolidación y limpieza.

El descubrimiento más significativo de esta campaña fue la comprobación de la utilización del antecastro, por lo menos parcialmente, como zona de habitación, con la localización, además, de un silo agrícola circular delimitado por piedras, revestido de arcilla en su interior y con la presencia de algunas semillas de cereales, así como la aparición de piezas de cerámica, hierro y bronce.

En la croa se constató la existencia de dos calles que parten desde la entrada al recinto y en torno a las que se articulan las construcciones. Se exhumó, sólo a nivel de su cimentación, una construcción completa de pequeño tamaño pero con un pórtico delantero. Los materiales más abundantes fueron los cerámicos, castreños y galaico-romanos, además de algunos útiles de piedra y de metal.

 

 

Aunque las labores de limpieza y consolidación puntual fueron y son permanentes y habituales, hasta 2003 no se volvieron a hacer excavaciones arqueológicas en el castro, de nuevo en la entrada a la croa y en el antecastro oeste para ampliar la información sobre estas zonas. Estos trabajos, ejecutados por la empresa AXA Arqueología, permitieron definir el camino este de entrada a la croa, con la exhumación del paramento interior de la muralla y sus bancos de cimentación y de sus bastiones o muros de protección laterales. En el antecastro, la ampliación de los trabajos hechos en años anteriores permitió descubrir una estructura alargada con numerosos agujeros identificados como silos de cereal y otra con un área con restos de carbones. También apareció una curiosa estructura de funcionalidad indeterminada hasta ahora, con dos estrechos vanos y en su interior, a eje con estos, dos grandes bloques de cuarzo blanco bien asentados in situ.

 

 

En las campañas de los años siguientes, 2006 a 2009, continuaron los trabajos (a cargo de la empresa AXA Arqueología) en la entrada principal, en el barrio este de la croa y, en menor medida, en el antecastro oeste. En este último se completó la investigación sobre algunos aspectos particulares de las construcciones exhumadas en años anteriores. En el sector del acceso este al castro fue posible completar y documentar un corredor arquitectónico monumental, recuperándose, en forma de rozas verticales en los paramentos de la muralla, las huellas de la puerta que cerraba el paso al interior del recinto, así como una estructura que aportó un interesante conjunto de materiales: un colgante de oro, un alfiler de bronce y numerosas monedas de bronce tardorromanas. En esta campaña se desarrolló un campo de trabajo en el que participaron jóvenes de varias comunidades autónomas.

En 2007 se definió la entrada a la croa a partir del primer foso, entrando sobre la cota del empedrado original entre los grandes paramentos de la muralla.  En estos aparecieron unas segundas rozas verticales y, en el centro del camino a la altura de estas, una piedra circular de granito con un rebaje longitudinal perteneciente al sistema de cierre de esta primera puerta. En esta campaña también se completó la excavación de la primera vivienda exhumada en la campaña anterior.  En los trabajos de este año volvió a contarse con la colaboración de un campo de trabajo internacional en el que participaron chicos y chicas de diferentes comunidades españolas y de otros países.

 

 

Al mismo tiempo, se elaboró una nueva planimetría del castro con coordenadas UTM recogiendo los resultados de las excavaciones de los últimos años, así como un levantamiento infográfico del conjunto.

En el año 2008 continuaron los trabajos en el camino de acceso desde el primer foso hasta la croa, así como en la parte interior del recinto a ambos lados de la entrada por las rondas este y sur. En esta última se completó la exhumación del enlosado original del camino que está flanqueado a la izquierda por un nuevo barrio, excavándose una nueva estructura de habitación.

 

 

En 2009 se hicieron trabajos de excavación arqueológica puntual en las traseras de las construcciones aparecidas entre 2006 y 2008, en parte para acabar de definir su estructura y disposición y en parte porque tales muros estaban muy deshechos por haberse derrumbado sobre ellos la muralla sur del castro amenazando su ruina total. En esta excavación se descubrió un pavimento de barro pisado de buena calidad, anterior a la realización de la zanja de cimentación de aquellos muros sobre lo que había caído posteriormente el paramento interior de la muralla principal.

Desde 2012, en el marco del proyecto Acondicionamiento y consolidación arqueológico para la puesta en valor del Castro de Viladonga (Castro de Rei, Lugo), cofinanciado por los fondos europeos FEDER y la Dirección General de Patrimonio de la Consellería de Cultura, Educación y Ordenación Universitaria de la Xunta de Galicia, los esfuerzos se centraron en la consolidación y restauración de las estructuras del castro para lo cual se requirió el control arqueológico de los trabajos, con excavaciones puntuales asociadas a dicha consolidación, sin ahondar en la excavación y sin agotar los niveles arqueológicos. La empresa encargada fue BIC, Materiales y Conservación, S.L.

En 2016 se retoman los trabajos de excavación arqueológica encaminados a la mejora del acceso en la parte oeste de la croa y se continúa la excavación asociada a la consolidación de estructuras ya excavadas en este sector oeste y en la parte central de la croa. La empresa encargada fue Terra Arqueos, S.L.

 

Subir

En el año 2017 se acometió una nueva campaña de excavación, acondicionamiento y consolidación, llevada a cabo de nuevo por la empresa Terra Arqueos, S.L.

En esta campaña se intervino en la zona sur del Barrio 13 -en la zona oeste del poblado-, en el Espacio 15 -al suroeste- y en un tramo de la muralla al oeste.

El sector 13B forma parte de un conjunto mayor, el llamado Barrio 13, que se encuentra cerca de la puerta oeste. La intervención en este sector (de casi 300 m2) corresponde más a una limpieza y re-excavación de los restos que a una excavación propiamente dicha ya que, durante el desarrollo  de los trabajos, se pudo comprobar que los niveles arqueológicos estaban prácticamente agotados en  su mayor parte. En buena parte de los sectores que se abordaron en esta campaña se comprobó que dicha sobre-excavación de los niveles de ocupación y cimentación dejó muchas de las estructuras murarias colgadas, circunstancia que incrementó el deterioro a medida que transcurrió el tiempo.

En esta ocasión, no se encontraron en este sector restos de elementos como hogares o pavimentos, pero las estructuras nos hablan de una uniformidad clara con respecto al urbanismo de este área. Las viviendas se adaptan a la topografía y los afloramientos pero respetando el paso comunitario que significa la ronda interior de la muralla y el acceso hacia la puerta. Este hecho se observa en la continuidad de la línea de fachada de las construcciones hacia la ronda, que sigue en el sector sur.

La zona definida como Sector 15 es la que mayor superficie abarca en esta intervención con un total de 750 m2. Es uno de los sectores más erosionados del castro. Durante el desarrollo de los trabajos, igual que en el Sector 13, se pudo comprobar que los niveles arqueológicos estaban prácticamente agotados en su mayor parte. Del mesmo modo, se comprobó una sobre-excavación de los niveles de ocupación que lleva consigo problemas estructurales y de conservación derivados de dejar a la intemperie la cimentación de las construcciones.

En el barrio 15 encontramos una diferente localización de las viviendas en relación a su topografía y a su cota. En la zona de la plataforma superior rocosa del castro las construcciones están colocadas sobre los propios afloramientos rocosos y tienen menor alzado conservado. Esta zona fue sobre-excavada quedando muchos muros en el aire por debajo del zócalo

Como resultado de las excavaciones ex novo, en esta zona se recuperó una vivienda completa bien delimitada. Tanto en el extremo sur como en el norte se encuentran dos zonas de paso; por su parte oeste se encuentra la ronda (aún sin descubrir) y, por el este, construcciones a mayor cota situadas sobre un afloramiento que sirve de cimentación.

Una vez abandonada, esta vivienda no fue muy alterada en su interior lo que permitió que se conservaran restos de carbón y pesas (quizás restos de un telar) y elementos como tres asas de caldero de bronce junto a una de hierro o una hoz. El derrumbe de la techumbre de la vivienda debió de ser bastante rápido después de su abandono y puede ser que sufriera un incendio que colapsara la estructura.

Respecto a la zona de la muralla, la intervención de este año continúa la recuperación del tramo NO, sito al sur del intervenido el año anterior, en una zona muy deteriorada. En esta campaña se pudo documentar la existencia de unas escaleras inutilizadas en la segunda ocupación del poblado y localizadas en la parte baja del lienzo de la muralla. Esta estructura dejó de utilizarse en la segunda fase del castro, en un momento que coincide con la construcción de las viviendas que ocupan la ronda, alineándose por delante de la muralla y tapando a antigua escale ira.

En relación a la cronología de los niveles de ocupación del yacimiento en el sector excavado esta campaña, solo se puede hablar con mayor precisión del último momento. Respecto a los momentos anteriores y a la ocupación inicial no se pueden precisar las cronologías. En este sentido hay que destacar que la fecha conseguida de la muestra de carbón (rama de quercus de cuatro años) enviada al laboratorio de radio-carbono, dio unos resultados que remiten a la ocupación más antigua del barrio 13 en el siglo II-III a. C. (VD.16.E80D 2150 ± 30 BP). Estas fechas están en consonancia con otras obtenidas en este yacimiento.

En esta campaña se encontró también una moneda en el nivel que colmataba la zona donde se escavó la vivienda en el sector 15; es de la época del emperador Magnencio que unicamente estuvo en el poder entre el 350 y el 353.

Algunas fotos de esta campaña se pueden consultar en el apartado Multimedia>Galería Fotográfica>El Castro de Viladonga 

 

En las intervenciones realizadas en los años 2018-2020 (campañas promovidas y financiadas por la Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria a través de los Fondos Feder y desarrolladas por la empresa Terra Arqueos), los trabajos se centraron, por un lado, en el sondeo abierto en los años 80 en el exterior de la croa con el propósito de caracterizar y restituir los elementos defensivos y, por otro, en los elementos sitos al NE de la croa, en el sector 14, donde apareció una gran estructura monumental que se corresponde con un aljibe y restos de varias estancias y un empedrado que discurre hacia la entrada del castro, señalando con claridad la existencia de un nivel de pavimentación al exterior de las estructuras; este amplio sector se dividió en varios espacios para facilitar el registro. Los más importantes de cara a la descripción de los trabajos realizados son E50 (que se refiere a la gran casa alargada) y E89, que se corresponde con el aljibe, la vivienda circular, denominada E100, y tres espacios de habitación asociados: E-105, E-106 e E-107.

Los elementos defensivos.
En 1989 se realizó una gran zanja o corte transversal a las murallas y fosos del lado este, partiendo desde el interior de la propia croa, a fin de comprobar la estructura y disposición del sistema defensivo del castro. En esta campaña se limpió la zona, se reconstruyó el parapeto y se volvieron a perfilar los cortes para mejorar el estado de conservación de todo el sector exterior. Las estructuras encontradas durante la excavación de la segunda muralla reflejan la existencia de dos fases constructivas y la limpieza y puesta en valor permiten visualizar la compleja trama de muros, accesos, escaleras, torreones, etc., espacios únicos en el contexto castreño del noroeste que antes quedaban ocultos. Los fosos descubiertos son parte de la topografía y de la arquitectura defensiva del yacimiento y, en consecuencia, quedaron visibles y visitables después de su excavación y limpieza.

Respecto a la muralla, en el interior de la croa a lo largo de estos últimos años se descubrieron tres tramos de escaleras con distintos grados de conservación que fueron puestos en valor y que ofrecen una nueva visión de la muralla original. Los sucesivos tramos de escaleras reflejan que existió en la distribución primigenia del poblado una ronda interior en el recinto central que posteriormente fue ocupada por la construcción de nuevas viviendas.

Sector 14.
En el sector más al norte, E89, las intervenciones previas habían detectado lo que se suponía parte de una vivienda circular que se encontraba vaciada solo parcialmente. Enseguida se vislumbró que la estructura no se correspondía tipológica ni estructuralmente con ninguna otra construcción existente en todo el castro. Una vez que se consiguió delimitar la zona de actuación de forma segura para la conservación de los propios restos y para el visitante quedó claro que se trataba de un aljibe. Su profundidad máxima alcanza los 4 metros contados desde la cota del suelo original. Las dimensiones de la fosa excavada en la roca superan los 14,60 m² y cerca de dos metros de profundidad, mientras que en la zona superior, donde los muros se construyen retranqueados respecto a la vertical, se llegan a superar los 58 m² de superficie. Los muros de contención de fábrica superan los dos metros de grosor en zonas de refuerzo.

Durante los trabajos de desescombro y limpieza en E89, aparecieron los restos de una estructura circular de 4,70 m de diámetro. La potencia máxima conservada supera 1,20 m de altura. La factura de la fábrica es de gran calidad, aprovechando una veta de losa homogénea. Esta construcción, E100, corresponde a la última fase de la edificación, ya que se documentó otra anterior totalmente arrasada hasta el nivel de cimentación, que ya fuera amortizada en su momento. Previamente a estas dos fases constructivas existe aun otra anterior, de la que quedan escasos restos por tratarse de una estructura vegetal. Los restos de lajas hincadas en las zanjas de cimentación de la cabaña delatan su presencia, dibujando una planta excéntrica en relación a las otras. La morfología de la zanja es casi paralela a la de la cabaña y contiene materiales diferentes, de tipología exclusivamente castreña asociados a algunos elementos de bronce. Esta fase más antigua sería contemporánea de la documentada bajo los niveles de la cabaña de E50, que refleja también la existencia de un nivel de estructuras vegetales. En la zona oeste de E100 (espacio 100B), se documentaron los restos de un empedrado que constituye el último suelo de ocupación o nivel de habitación antes del abandono del poblado. El empedrado recuperado discurre hacia la entrada en paralelo a la muralla, superando los 15 m y señalando con claridad la existencia, aunque hoy perdida, de un nivel de pavimentación en la zona que probablemente se extendiese por otras zonas del yacimiento.

La excavación de este sector sito al sur del aljibe permitió recuperar tres espacios de habitación asociados a la casa circular E-100. Estas dependencias se colocan casi adosadas al paramento interior de la muralla de forma que apenas quedó entre ellas y la muralla un estrecho callejón. En una primera fase se construye la E-105 que se encuentra adosada a la vivienda circular; en una segunda operación se realizan las dos dependencias siguientes (construcciones E-106 y E-107 respectivamente), de modo que las estancias forman un grupo de viviendas con el muro de fachada alineado, donde abren todos los accesos que van a dar a la calle pavimentada utilizada hasta el último momento de ocupación.

Las dependencias sufrieron una fase de abandono y derrumbe y fueron reocupadas de nuevo en una última etapa que aprovechó algunos espacios, mientras que otros, como la dependencia E-106, no volvieron a utilizarse. Ademas de estas reocupaciones tardías, la excavación arqueológica en este sector pudo documentar restos de fases anteriores a la construcción de estas dependencias así como una zona de paso empedrada por debajo de la calle descubierta, asociada a las estancias 100, 105, 106 y 107. La superposición de estas calles confirma la existencia de estas dos fases constructivas principales.

El objetivo principal de la intervención en E50 era analizar desde un punto de vista arqueológico y constructivo la planta de esa estancia. Se realizó un raspado manual de toda la superficie para tratar de localizar los restos de los niveles de habitación conservados apareciendo los restos de varias estructuras hechas en material perecedero. La más importante era la planta de una cabaña con un hueco de poste central que se compone de una zanja perimetral que se excava en el terreno para alojar los postes donde trabar las estructuras horizontales. La cabaña circular tiene 4,2 metros de diámetro y posee un agujero central para el poste y la sujeción del techo vegetal. Esta cabaña se encuentra asociada a una serie de estructuras que reflejan el uso intenso de este espacio en esta fase más antigua de ocupación, con alineamientos de piedras y agujeros de poste de diversa forma y entidad. Este tipo de estructuras se documentaron también en el espacio E100A y forman parte, presuntamente, del primer nivel de ocupación existente en el yacimiento.

Las dataciones obtenidas confirman que los niveles con cabañas vegetales del espacio E-50 y del espacio E-100 se asocian a la fase más antigua del castro así como también el aljibe, que pertenece a esta primera fase de ocupación del poblado. En definitiva, las sucesivas ocupaciones y transformaciones documentadas en el castro de Viladonga reflejan el uso del poblado desde el siglo IV-III a.C., hasta el siglo IV-V d.C. lo que lo convierte en un conjunto arqueológico de vital importancia para comprender los procesos de transformación del paisaje y las comunidades de este territorio desde la II Edad del Hierro hasta los albores de la alta Edad Media.

Situación

  • Viladonga, 27259 - Castro de Rei (Lugo)
    Galicia, España
    N 43º 09' 38.97" W 7º 23' 19.32"
  • 982 870 160
  • museo.viladonga@xunta.gal

Cofinanciado polo Fondo Europeo de Desenvolvemento Rexional